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Julián Momoitio o la pasión de uno de ellos

    El hombre, la búsqueda del hombre, incluso su improbable encuentro, es quizá la ilusión con la que el artista afronta y rebasa (trascender lo llamamos) tanto en su obra como en su vida, de tal modo ligadas que no es posible entender la una separada…


El abejorro amirlotado de “Autorretrato sin mí” de Fernando Aramburu
el del valor de verdad y sin mentira I

   La poesía es una enfermedad muy saludable que saca al individuo del grupo como la ciencia saca a la partícula del todo, de manera que no habría tanta diferencia entre una y otra, pues aunque en distintos niveles ambas realizarían una misma operación…

Joaquín Alcalde: un Fénix moderno
o de una tragedia pública a una epopeya privada

   Joaquín Alcalde es un tipo que a su buen puñado de años quizá ha nacido tarde aunque seguro que no demasiado, pero sin duda morirá siendo él muy lejos ya del que otros planearan para él y para tantos y contará con más de medio siglo de nueva vida creativa a sus espaldas cuando termine….

SOS de Santiago Ortega Santos y un periquito solitario:
prólogo a “Catorce menos una canciones de amor y bsos”

   Igual o parecido a Pierre Menard, al que Jorge Luis Borges atribuyó la escritura, quizás en pleno siglo XX, de un ´Quijote` punto por punto idéntico y, según algunos críticos y lectores que tuvieron la fortuna de penetrar en la paradoja casi imposible de sus páginas, superior al…

Antonio de Miguel y la vida a través del retrato y el paisaje

  Paisajista de dos tierras, retratista de un solo mundo, el uno idéntico e invariable, acogedor y cálido en sus personajes múltiples y variados; las otras, tan distintas como la ciudad y el campo, el mar y la meseta, la industria y el agro, pero siempre “migueladas”, suavizadas, transfiguradas, detenidas por el autor en un espacio intermedio entre él y las cosas, como si…

y no están todos los que son

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la lengua del camaleón

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poeta en paro

ámate a tí mismo

Cuando los ordenadores sean más inteligentes que nosotros
y pueda decirse que las máquinas nos han vencido y superado definitivamente
-como hizo Deep Blue con el bueno de Kaspárov
en un combate de resultados estremecedores para el hombre-,
entonces, solo entonces,
volveremos los ojos hacia el arte,
encontraremos en él nuestra fuerza y nuestra naturaleza,
incluso las que distinguen de cualquiera a Harry el odiseo del Espacio
como el hijo que avanza sobre sus padres,
pero es de su misma sangre y su misma carne,/de su mismo dolor y su mismo gozo,
y en él descubriremos igualmente
que también el robot está vivo y es nuestro, quizás en el 3001 o el 2040,
y no temeremos ni a la muerte como IA la temió en el 2001 de Stanley,
pues habremos penetrado en esta nueva era de pasiones y afectos tan cósmicos como naturales, pero también tan sobrehumanos como lógicos,
en los que reconoceremos a nuestro cerebro,
la ciencia, el pensamiento, la cultura y la mente,
cuando ya sepamos que el hombre no es un ser natural sino otro artístico
como lo somos todos o cualquiera de nosotros/las apasionantes máquinas apasionadas.